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ELECTRON TELECO
 
Intensas auroras boreales en sitios como Madrid, Roma o La Habana y los cables del telégrafo cortocircuitándose y ardiendo fueron algunas de las consecuencias que trajo a la Tierra el evento Carrington, la tormenta solar más potente jamás registrada, que tuvo lugar en 1859. Un siglo y medio más tarde, en un mundo cada vez más dependiente de la tecnología, la llegada a la Tierra de una tormenta solar de cierta potencia podría ser mucho más problemática.

 

 Es algo que está ahora sobre la mesa de la Comisión Mixta Congreso-Senado de Seguridad Nacional, que ha registrado una petición para que se celebre una ponencia sobre la necesidad de elaborar una estrateria nacional, similar a las que ya tienen Estados Unidos y Reino Unido, en previsión de que un fenómeno similar al evento Carrington vuelva a ocurrir. La iniciativa parte de la Asociación Española de Protección Civil para el Clima Espacial y el EMP (ataque de pulso electromagnético), que denuncia la falta de atención que en nuestro país se presta a este asunto.

Las tormentas solares, o tormentas geomagnéticas, son una perturbación de la magnetosfera terrestre provocada por el impacto de viento solar o de una eyección de masa coronal del Sol, corrientes cargadas de electrones y protones provenientes de la estrella. Su frecuencia e intensidad depende de la actividad solar, que sigue ciclos de 11 años, y sus efectos repercuten sobre la tecnología terrestre y la espacial, causando alteraciones en la aviación, las redes de telecomunicaciones, los sistemas de navegación y las redes eléctricas, de las que dependen desde las grandes infraestructuras (como las centrales eléctricas) hasta las instalaciones domésticas. Prácticamente cualquier aspecto de nuestra vida cotidiana podría verse afectado por una tormenta solar.

Por ese motivo, el pasado mes de octubre el todavía presidente de EEUU, Barack Obama, firmaba una orden ejecutiva con el objetivo de "preparar a la nación ante eventos meteorológicos del espacio", como los destellos solares y las tormentas geomagnéticas. EEUU ya tiene una Estrategia Nacional para el Clima Espacial, y Reino Unido también cuenta con una Estrategia de Preparación para el Clima Espacial.

"Que sus señorías se informen"

En España la situación no podría ser más distinta. "Por falta de información, los políticos se toman este asunto a cachondeo. Nosotros solo queremos que el tema se hable en una ponencia y se analice por fin. Que sus señorías tengan que tomarse la molestia de informarse", explica Miguel Ángel Rodríguez, abogado internacionalista y presidente de la AEPCCE.

En la petición registrada para que se celebre esa ponencia, la asociación adjunta 31 documentos elaborados por instituciones científicas como la Academia Nacional de Ciencias, económicas como la OCDE o energéticas como la Comisión Regulatoria Nuclear de EEUU en los que se recogen las características de estos fenómenos y sus consecuencias sobre instalaciones sensibles, servicios públicos, el sector de la tecnología y los planes para defenderse.

Por falta de información, los políticos se toman este asunto a cachondeo. Nosotros solo queremos que el tema se analice por fin

Las tormentas solares no son nuevas: son cíclicas y sus efectos están bien documentados. Un evento de este tipo ocurrido en 1989 (mucho menos intenso que el Carrington) dejó fuera de funcionamiento una planta hidroeléctrica en Quebec durante másde nueve horas, y la Nuclear Regulatory Comission de EEUU achaca a ese episodio fallos en varios equipos eléctricos. Otra en 1994 causó daños a varios satélites afectando a la televisión y la radio canadienses.

"Al Sol no le ocurre nada especial, está haciendo lo que ha hecho siempre. Lo que es nuevo es nuestra tecnología. Queremos que el debate comprenda todos los aspectos que están en juego. No es solo una cuestión de seguridad nacional, también de protección civil, e incluso de oportunidades para el desarrollo y la innovación de nuevas tecnologías", explica Rodríguez.

La estrategia impulsada por Obama

Con la iniciativa de Obama, la cuestión tomó una dimensión más seria y apremiante para el resto del mundo, y la estrategia elaborada por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología puede ser tomada como modelo a la hora de establecer qué líneas de actuación seguir ante el riesgo que suponen las tormentas solares. Ese documento establece seis objetivos estratégicos para reducir la vulnerabilidad de un país ante los fenómenos del clima espacial.

 

1. Saber cuándo y cómo se producirán las tormentas. Para reaccionar con rapidez y eficacia hace falta entender la magnitud y frecuencia de estos fenómenos. Establecer puntos de referencia ayudará a saber cuándo se acerca una tormenta solar y cuáles pueden ser sus efectos para activar la respuesta, establecer medidas de protección y planificar la recuperación de los sistemas que puedan resultar afectados.

 

2. Potenciar la capacidad de respuesta y recuperación. Desde el sector privado hasta los gobiernos locales y nacionales, hace falta una guía sobre cómo responder y recuperarse de este tipo de eventos.

3. Protección y mitigación. La protección se centra en acciones para asegurar al país ante los efectos del clima espacial. La mitigación, en reducir los riesgos, incluidos los indirectos, y potenciar la recuperación tras un potencial incidente.

4. Mejorar las predicciones sobre el impacto de estos fenómenos. La información es imprescindible para tomar decisiones y estar preparado, así que es necesario crear los servicios que puedan evaluar, modelar y predecir el efecto de una tormenta solar sobre la sociedad en todos sus aspectos.

5. Apostar por la ciencia espacial. Es ahí fuera donde está ocurriendo la acción, así que hay que invertir en mejorar las observaciones y predicciones sobre la actividad solar que nos ayudan a entender cómo se generan estas tormentas y de qué depende su intensidad.

6. Mejorar la cooperación internacional. En un mundo interconectado, la respuesta a estos fenómenos debe ser coordinada entre todos los países. Así que EEUU propone no solo ser parte de ese esfuerzo, sino además movilizar a otras naciones para que asuman su responsabilidad y adopten planes estratégicos para protegerse.

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Fuente: elconfidencial.com

 

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