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4- Conclusión: las renovables no incrementan el precio de la electricidad, sólo que el beneficio se reparte de otra manera

Es cierto, la factura renovable costó al sistema 6.500 millones de euros este año pasado, pero no es menos cierto que ha ahorrado al mismo un importe que supera esos 6.500 millones por haber bajado el precio de casación para todos los kilovatios producidos por el sistema.

Hay fuentes que hablan de que las renovables han ahorrado al sistema más de 4.000 millones de euros el año pasado, es decir, hicieron bajar el precio del Pool por valor de 10.500 millones a cambio de recibir 6.500 millones.

Por tanto, la incorporación de energías renovables no ha supuesto un incremento en la tarifa eléctrica. Lo que ha motivado es un recorte en el reparto de la cuota energética de las eléctricas tradicionales, además de en sus márgenes.

Veamos además, unas y otras a qué dedican estos ingresos:

-  Las centrales de energía renovables dedican sus ingresos a  pagar la industria que se ha creado en España, tecnología e innovación que queda dentro del país, que es además algo exportable a terceros países. España es una de las mayores potencias en energías renovables del mundo, por lo que dejar de apoyarla tendrá consecuencias muy negativas para el país.

-  Con respecto a las centrales de generación tradicionales, gran parte de sus ingresos lo emplean en pagar materias primas que tienen que importar (gasolina o gas natural), con las consecuencias para el país de dependencia de terceros, de tipos de cambios de divisa, inflación, conflictos bélicos…

En consecuencia, las renovables internalizan el coste de generación de la energía más que las eléctricas tradicionales, lo que significa que más parte del negocio se queda en España, creando empleo, fomentando las exportaciones y pagando impuestos.

5- El futuro de las renovables, la hecatombre para las eléctricas

El futuro a medio y largo plazo del sector de las energías renovables en el mundo es indiscutiblemente prometedor e imparable, ya que es una energía limpia, la materia prima que utilizan es inagotable y gratis (sol, viento, biomasa, mareas…), y la electricidad es producida cerca del consumo. 

En cambio, las energías tradicionales utilizan recursos que se están agotando, contaminan, su generación eléctrica esta deslocalizada con respecto a la demanda por las economías de escala que necesitan, teniendo que hacer inversiones multimillonarias en llevar la electricidad hasta donde es requerida.

La regulación que España haga en este sector determinará el papel que tendrá la industria española. Una regulación seria y estable, hará que España siga manteniendo el liderazgo, como lo ha venido siendo hasta la fecha, y en dos o tres años la industria renovable española podrá ofrecer kilovatios a precios similares o inferiores a las fuentes de generación convencionales.

En cambio si se opta por una visión cortoplacista y equivocada para atajar el déficit tarifario, provocará un parón en la industria española de este sector y volveremos a ser importadores de tecnología renovable, como lo somos de casi todo tipo de tecnología.

Nadie duda de que en unos años las empresas renovables, españolas o no, competirán con las compañías eléctricas tradicionales, pudiendo ofrecer a los consumidores finales de electricidad convertirse en auto productores y con formulas de financiación que no impliquen hacer desembolsos importantes para su instalación.

Un reciente estudio a partir de datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística concluye que instalando paneles solares en las cubiertas y tejados orientados al sur, se podría cubrir el 40% de la demanda nacional de energía.

6- Las empresas renovables son empresas pequeñas que les cuesta hacerse oir

En nuestro país se está viviendo una guerra silenciosa en la que las eléctricas tradicionales luchan por impedir que se les rompa el statu quo, lo que a la postre se traduciría en una significativa pérdida de su cuota de mercado.

En España hay muchos empresarios, españoles y extranjeros, que han hecho fuertes inversiones en un proyecto que, además de reportar beneficios, tiene un objetivo: la generación de electricidad limpia, sin que contamine, y por supuesto barata.

Este artículo basa sus argumentos en fundamentos económicos, sin hacer referencia al carácter medioambiental de esta energía. Sin embargo, la realidad de nuestro planeta nos está forzando a considerar alternativas a las fuentes de generación mediante combustibles fósiles.

¿Cuánto le cuesta a la Sanidad Pública las enfermedades pulmonares y de otros tipos causadas por el CO2 de la atmósfera? ¿Qué efectos tendrá sobre la economía el calentamiento del planeta? ¿Cómo afecta a la balanza de pagos el hecho de que el 60% de la energía que se consume en España se genere a partir de combustibles importados? ¿Qué cuestan los desastres naturales como el que está sucediendo en el Golfo de Méjico?

Desastres como el del Golfo de Méjico suceden con cierta frecuencia.  En 2002, el Prestige se accidentó y vertió su carga de petróleo en las costas gallegas, resultando ser el tercer accidente más caro de la historia de la humanidad.

En 1989, el petrolero Exxon Valdez derramó una carga 11 millones de galones de crudo en Alaska, cuyos daños a la fauna que se produjeron en esta zona aún se siguen estudiando.

Todos estos factores  no se tienen en cuenta al  calcular el coste de producir energía con fuentes fósiles al comprarlo, de forma errónea, con el coste de las renovables.

No hay únicamente motivos económicos para plantearnos un nuevo modelo energético, nos estamos cargando el planeta; por mucho dinero que aporte BP para paliar los efectos del desastre del Golfo de Méjico, que será mucho; gran parte del daño no se solucionará, son especies animales y vegetales las que están siendo devastadas.

Somos responsables, de dejar este planeta en condiciones de habitabilidad para nuestros hijos, y por tanto, tenemos que tener claro dónde hay que invertir, en las energías que no se agotan, que no tienen impacto contaminante y a la que hay que apoyar para que en un plazo de muy pocos años pueda ser competitiva con el resto, sin necesidad de ningún tipo de ayudas.

Para conseguir esto, hacen falta que las reglas del juego que establezcan los gobiernos sean claras, estables y duraderas. Los cambios en los sectores que requieren grandes inversiones y largos plazos de recuperación de las mismas crean inseguridad e incertidumbre y ahuyentan las inversiones necesarias.

Desgraciadamente, esto es precisamente lo que no ocurre en España. Nuestro Gobierno, por un lado, saca pecho asegurando que España es un país que apuesta por las renovables, y por otro, se dedica a lanzar de un modo torticero mensajes bomba que paralizan al sector.

La única conclusión posible es que se están poniendo barreras a una industria que representa el futuro, en aras de preservar los beneficios de empresas que representan el pasado."